sábado, 7 de agosto de 2010

No me olvides


Ya no te despertás con una melodía semi afinada. Un mecánico y programado sonido te anuncia que comenzó tu rutina, otra vez. Pasos con ritmo que nos solía aburrir, se suben al colectivo. Estructura con patas que rezonga por lo bajo. Corbata que bailotea al compás del viento urbano, llega al trabajo. Sí, exactamente en el mismo horario que ayer, antes de ayer, hoy, mañana y pasado.
Café, doble click, enter. No te mandaron el mail. Un marcador indeleble te dibuja un ceño fruncido. Pensar que cuando éramos compinches odiábamos usarlo. Pintábamos todo lo que veíamos a nuestro alrededor de colores inolvidables. Naranja, rojo, amarillo, verde.
Son las 6, te acomodás la corbata, saludás forzadamente y te vas. Me hacés sentir tan chiquito e insignificante que tironeo tu pantalón gris de gabardina y ni te mosqueás. Ya no me ves, antes me veías en todos lados.
Caminás 3 cuadras derecho, doblás a tu izquierda y te subís al colectivo. Me aburre saber tu rutina, pero más me angustia sentirte así. Con tu mirada vacía te ves reflejado en la ventanilla. No me sentís pero estoy en tu hombro. Te dormiste. Frenada abrupta. Despertás y bajás apurado porque casi te pasás y ya no disfrutás caminar bajo el sol.
Soy incondicional, lo sabés. En realidad no sé si lo sabés porque no te acordás de mí. Pero quiero creer que es pasajero. Mientras, voy a seguir esperándote, en nuestro viejo escondite secreto. No me olvides, tu niño interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario