sábado, 17 de julio de 2010

De la vereda de enfrente










De ÉSTE lado, los días son grises, fríos e inestables.
Del OTRO, son hermosos porque amanecieron.
De ÉSTE lado, la basura se arrincona en las bocas de tormenta, las quejas invaden la ciudad.
Del OTRO, también hay basura, pero no se siente. Las hojas juguetean con la brisa matutina y captan la atención de los curiosos vespertinos.
De ÉSTE lado, los problemas son in solucionables y sabemos que todo va a empeorar.
Del OTRO, el cielo es observado como si fuera la primera vez que se lo mira. Los problemas se dejan en el aire, las soluciones aterrizan sigilosamente.
De ÉSTE lado, no hay nada más que ÉSTE lado.
Del OTRO, existe aquel, ese, el de más allá y el que casi no se ve.
Del OTRO lado, también se ve a ÉSTE lado, y se pregunta por qué da vueltas en círculos, como si estuviera encerrado en sí mismo.

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